Lucía Pose Dallmann
Psicóloga - Psicoanalista

Si en el caso de la ansiedad aparece un malestar y temor pero sin razón aparente, en el caso de las fobias lo que se constata son miedos de elevada intensidad, a algún objeto o situación. Pueden aparecer en niños, adolescentes y también en la vida adulta.

 

La fobia se diferencia del miedo, que es un afecto normal y que sirve para alertarnos de un peligro o amenaza. La fobia es un miedo muy intenso e irracional, generalmente no relacionado a un peligro real. En la  fobia un objeto o situación aparecería provocando la angustia, con lo cual ya no es un temor desconocido y por consiguiente se puede evitar. Por ejemplo, si una persona sufre una fobia a estar en situaciones de masificación, evitará por tanto verse en sitios con mucha gente, manifestaciones, etc, para evitar así la irrupción de la angustia.

 

Es fácil de ver, que una persona fóbica puede llegar a encontrarse en una situación muy incapacitante en su vida diaria, sentir angustia de forma constante y tener conductas evitativas de aquello que le causa temor, para intentar así disminuir su malestar. Esto puede interferir significativamente en su vida personal, laboral y social.

 

El objeto o situación que desencadena la angustia (objeto fobígeno), no es la causa, sino un sustituto manifiesto de un conflicto emocional inconsciente, que es necesario descifrar. Así se podrá comprender por qué se produjo la fobia y trabajar para disminuir la angustia que produce.