Lucía Pose Dallmann
Psicóloga - Psicoanalista

La ansiedad puede manifestarse de diversas maneras, ya sea con síntomas físicos (palpitaciones, presión en el pecho, sudoración, dolor en el estómago, taquicardia, sensación de ahogo, etc) o psíquicos (intranquilidad, miedo a un peligro que no se sabe bien cuál es, sensación de amenaza, sufrimiento, miedo a morir,  etc).

 

La ansiedad es un estado de angustia, que nos alerta que algo no va bien. Existen varias denominaciones para nombrar la aparición de la ansiedad: ataque de pánico, trastorno de ansiedad, crisis de ansiedad.

 

La angustia, cuando se intensifica, limita la vida de las personas, incidiendo en sus relaciones personales, de trabajo y pareja. A veces, sienten la necesidad de tener una persona de referencia cerca, que las pueda auxiliar en caso de que devenga una crisis. Muchas veces, la ansiedad que provoca el pensamiento de volver a tener una crisis, hace que la persona prefiera evitar ciertos lugares y situaciones y se aísle.

 

Hay algunas terapias que proponen enfrentar las situaciones que provocan ansiedad (mediante lo que comúnmente se conoce como “terapia de choque”, ejercicios, instrucciones, etc), para así confrontar a la persona “la falsas creencia” que hay detrás de su conducta. Éste tipo de tratamiento no contempla de la particularidad de la persona y su síntoma, ni tampoco el hecho de que los síntomas se desplazan. A veces puede apaciguarse un determinado malestar pero luego reaparecer la ansiedad frente a otra situación, ya que no se ha trabajado en aquello que la causa. Un síntoma en sí mismo no explica lo que le ocurre a un sujeto, para eso es necesario profundizar en lo que ese síntoma es para él y cuál es su propia implicación en éste sufrimiento.

 

La angustia irrumpe, como un cuerpo extraño y no se sabe por qué. 

 

En nuestra consulta, creemos que es necesario poder comenzar a hablar sobre la ansiedad, pasar a la palabra lo que la angustia señala en nuestro cuerpo (de lo somático a lo psíquico). Encontrar un sentido a ese malestar, para que el mismo vaya disminuyendo y deje de ser algo incomprensible y sin sentido.